A raíz de un vídeo que ví en Youtube no hace mucho tiempo, he decidido crear esta entrada para poder sacar todo lo que llevo dentro; se así no siento mejor conmigo misma, será porque mi alma está condenada a sufrir eternamente.
Sé que todos tenemos nuestras historias, que muchas son peores que las mías, pero también creo que todos pensamos que nuestras propias historias son las peores aunque en el fondo sepamos que no es así.
Con esto, no trato de dar pena; al contrario. Lo hago porque quiero, y porque si por un casual imposible alguien ha pasado o pasa por algo parecido, quiero que sepa que NO ESTÁ SOLA.
CONFIESO que cuando tenía ocho años, me enteré de que mi abuela materna tenía Alzehimer. Ese momento, fue realmente espeluznante, porque sabía que poco a poco iba a dejar de saber quien era para ella y como era mi nombre. Mi último cumpleaños junto a ella fue cuando celebré el noveno. Creo que es la última foto que tengo con ella, aunque no estoy muy segura de ello. Un 20 de Septiembre se fué. Su corazón no puedo soportar todo lo que tenía.. Meses antes le habían sacado cáncer de estómago; y bien es cierto que era operable; pero el doctor nos comentó que si le operaban, podía durar mucho menos de lo que duró en realidad. Y así fue.. Desde que nos comentaron lo que tenía hasta que ella se fue, pasó aproximadamente un año y poco más..
Recuerdo aquella mañana.. Un viernes si no me equivoco. Me desperté a las siete de la mañana porque oí a mi hermana y a mi madre llorar, y cuando me lo dijeron; me quede sin respiración. No me lo creía, no me daba la gana aunque sabía que era verdad..
Ese día fui a clase. Antes de salir de casa, pasé por su habitación, pero mi madre no me dejó entrar. Parecía que seguía durmiendo y que cuando viniera de clase ella iba a estar despierta; pero sabía que no era así. Deprimida, me besé la mano y la puse en la puerta cerrada de su habitación mientras lloraba. Cuando llegamos a clase, mi madre se puso a hablar con mi tutora mientras yo entraba a clase con la cara descompuesta. Me senté en mi pupitre y sólo quedaba esperar.
No dejaba de pensar en el día anterior.. Yo había estado con ella esa última noche dándole la cena y terminándola de acostar, preparada para un día nuevo a su lado. Nadie entendía nada, hasta que entró mi tutora, mirándome y yo sin levantar la vista esperé a que ella empezara a hablar. Nos preparó para rezar como todos los días; hasta que pronunció: 'Me gustaría que también rezáramos por la abuela de Gala, que ha fallecido esta noche'. Esas palabras me dolieron más que mil clavos ardiendo, y rompí a llorar. No supe la reacción de mis compañeros, porque no había más mundo para mí.
No pude ir ni al entierro, ni a la misa. No tenía fuerzas para despedirla, no quería decirla adiós. Diez años después de su ida, sigo llorando por ella como si hubiese pasado ayer. Sé que desde que se fue, yo no he sido la misma. Recuerdo su suave piel, lo mucho que me gustaban sus manos y sus arrugitas. Me gustaba apoyar mi cabeza en sus rodillas y cuidarla cuando estuvo malita. Tuvimos que aguantar mucho, es cierto; pero a mí no me pesaba.. Cuando me miraba y me sonreía era como si vieras un ángel. Me encanta recordar lo orgullosa que estaba el día que hize mi primera comunión. Y lo guapa que estaba.. Me encanta recordarla sonriendo, porque ella era la única que conseguía que me sintiera especial.
Y aunque sé que ella sabía que yo la quería, no pude decírselo.. Y eso será una espinita que se me ha quedado incrustada.
Has conseguido que se me caiga una lagrimita, y creeme, no es nada fácil.
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