domingo, 14 de septiembre de 2014

Historia de una sonrisa.

Había una vez, una sonrisa que un día desapareció sin dejar rastro alguno y sin despedirse.
Según decían, a veces era tan fuerte que hasta la lágrima de tristeza más profunda conseguía sonreír al verla, y cuando ésta no aparecía, todo era normalidad.
Pero lo que sufría nadie lo sabía, y con el paso del tiempo y de los golpes, se fue marchitando, dando lugar a sonrisas que guardaban lágrimas.
Dando lugar a sonrisas que guardaban dolor, tristeza y mucha soledad. Sonrisas falsas, sonrisas sin vida, sonrisas sin ganas de sonreír.

Un día, y tras mucho tiempo peleando, había regresado, y ésta vez más fuerte que nunca.
Cuando realmente salía, conseguía hacer reír hasta la estrella más pequeñita del firmamento y cuando lo hacía, brillaba muchísimo más fuerte que antes.
Había veces que ella no quería salir, y por no querer hacer sufrir ni llorar a nadie, se ponía una capa y fingía que era fuerte y que no pasaba nada, y actuaba tan bien que el resto no dejaba de sonreír.
 Pero un día, esa sonrisa volvió a dejar de brillar; volvió a esconderse, dejando paso a las lágrimas y al dolor. Esta vez había algo diferente, esta vez no tenía que fingir algo que no era, porque esta vez no estaba sola.
Ese muro en que la sonrisa se escondía dejo paso a muchas sonrisas que iban a ayudarla, algunas más especiales que otras, pero seguían todas a su lado.
Y con el paso del tiempo, no se ha sentido sola en ningún momento, a pesar de que los kilómetros se puedan interponer entre ellas. Y esta vez, sabe que no luchaba sola y así se han encargado de que lo viera.

A pesar de que el dolor sigue estando, ella a veces ya va brillando con luz propia, sin fingir y con ganas. Hay veces que brilla por mérito propio, a veces porque la ayudan.
Y en esas ayudas, en esas caídas es cuando se destacan algunas que a pesar todo lo malo que ha podido pasar, nunca la han abandonado y han seguido junto a ella.

¿Lo más duro de todo? Saber que llegué a perderla otra vez, que llegué a esconderla y fingirla hasta el punto en que ya no sabía cual era una sonrisa de verdad y cual no.
Pero la sonrisa vuelve, y poco a poco sigue volviendo todo a su cauce.

2 comentarios:

  1. Mi nena:)Cada texto que publicas es una expresión viva de mil sentimientos plasmados en cada palabra:)Muy bello texto y que jamas nadie te arrebate esa sonrisa que da fuerza a tanta gente :)

    ResponderEliminar