miércoles, 29 de julio de 2015

Nunca te rindas.

Un día te levantas, y sientes que algo va mal, que hay lágrimas en tus ojos y que tus ganas de vivir van disminuyendo.
Empiezas a encontrar a tu amiga 'Soledad', cuyo amor es 'Dolor', y sólo encuentras oscuridad, tristeza y desesperación por estar bien.
Pequeñas cosas del día como levantarte de la cama, comienzan a ser retos para ti; o simplemente te cuesta hacer tu vida, y diariamente comienzas a dejar de ser tú para convertirte en alguien que finge cosas sólo para no preocupar a tus seres queridos.

Cuando te miras al espejo sólo ves dolor, agonía, llanto.. y no reconoces a la persona que aparece en tu reflejo. El poco autoestima que tenías desaparece, y en su lugar, comienzan a aparecer "heridas de guerra".
Luchas a diario contra tus propios demonios, gastando la poca fuerza que tienes en cada batalla, esperando a que un día, esos demonios no aparezcan y poder respirar tranquila; pero siempre vuelven, y cada retorno, es mucho más duro que el anterior.
Mangas bajadas, sonrisas sin vida, y tú sólo piensas en que todo eso pasará pronto de alguna forma..


Pero un día, aparece ese ser, esa persona, ese "Click" que hace que las batallas duelan menos. Aunque siga habiendo heridas, aunque siga habiendo tristeza, cuando estás acompañado de ese "Click" te sientes un poco mejor.
Comienzas a estar a su lado las 24 horas, sin descanso, aprovechando cada segundo que tienes para estar con él. Comienzas a tener un motivo por el que luchar y no rendirte..
Ese "Click" consigue que sonrías y que la fe empiece a aparecer. Es un minúsculo agujero de unos pocos milímetros, pero tras ese agujero, hay un final.
Tras ese agujero puedes observar la gente que tienes a tu lado, aquella que confía en ti, que te quiere tal y como eres.. Y aunque haya alguien que no te conozca del todo, te sigue cuidando; y tú, te sientes más a salvo.
Y empiezas a dejar de tener miedo. Vuelves a sonreír, a tener ganas de vivir, de soñar y vuelves a ver todo de color. Vuelves a confiar en ti, vuelves a quererte, a tener ganas de que el mundo vea que la guerra ha terminado y ha sido ganada y no por los demonios, si no por ti.
Empiezas a reconocer a la persona que está en el espejo, empiezas a ser tú.

Y te das cuenta de que somos como un Fénix, convirtiéndonos en ceniza cada vez que tocamos fondo, pero siendo cada vez más fuertes, mejores personas y casi irrompibles.
Y cuando miras atrás, te das cuenta de que sin ellos no hubiese sido posible.

Siempre hay un motivo por el que seguir luchando.. Bien sea por un amigo, por tus padres, por la música, por ti.. O por todo en general.

Pero.. recuerda: No hay que dejar de luchar, nunca.

1 comentario: